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¿Cuál es la visión del espiritismo sobre matar en legítima defensa?




Para responder esta cuestión, observemos lo que nos dice "El Libro de los Espíritus", en el capítulo 6, de la Ley de Destrucción, Asesinato:


747 ¿El asesinato tiene siempre el mismo grado de culpabilidad?


- Ya lo hemos dicho: Dios es justo, juzga más la intención que el hecho.


En lo que se refiere al asesinato, la falta es de acuerdo con el hecho, significando decir que no todos pagan el tributo de sus hechos con la misma intensidad, pues se tiene en cuenta sus sentimientos.


En la pregunta 748 de El Libro de los Espíritus, específica en cuanto a la legítima defensa, Kardec cuestiona: ¿Por qué hay justificación justificada en el asesinato en caso de legítima defensa?


- Sólo la necesidad puede disculparlo. Pero si el agredido puede preservar su vida sin atentar contra la del agresor, debe hacerlo.


Por lo tanto, sólo la necesidad de actuar, basada en la imposibilidad total de preservar la vida sin atentar contra la vida del agresor, es que tiene la excusa divina.


El nivel de culpa, en el caso de legítima defensa, es menor, si se compara con un crimen cometido por maldad y que podría evitarse; porque en el primer caso existe una atenuante; en el segundo, no.


Por cierto, la espiritualidad no quiso ser radical, sin embargo, en una visión estrictamente cristiana ni siquiera en legítima defensa se podría matar. Desde un punto de vista radicalmente cristiano y espírita, más vale recibir la muerte que imponerla a alguien.


El que mata, incluso en legítima defensa, se vale de la violencia contra el agresor y la violencia puede tener atenuantes, pero siempre es un atentado a la vida ya la ley divina. Ley de Conservación.


Quien asesina, no conoce bien las leyes divinas; después de que él pase a saber que está, de cierta forma, matando sus posibilidades de crecer o retardándolas, él cambia de idea, prefiriendo la conservación de la vida de sus hermanos.


El Espíritu Miramez, comentando la pregunta 748, del Libro de los Espíritus, nos dice:


"No debemos confundir la ley de Dios con las leyes de los hombres, pues en la ley de Dios no existe legítima defensa. Esto es recurso de los hombres para mitigar sus crímenes. Ellos mismos, los creadores de las leyes, de tanto mal que hacen a la colectividad, se quedan buscando un preventivo para sus faltas.


... Si alguien nos ataca, ciertamente es porque agredimos a alguien. Si el arrepentimiento ya vibra en nuestra mente y en nuestro corazón, busquemos los medios de defensa antes de que el mal acontezca. Entreguemos al amor, a todos ya todo, que el resto vendrá por acrecimiento de misericordia. Dios está en todas partes, como también en el agresor, cobrando y enseñando al agredido que todo y todos son hijos del mismo Dios.

...

Lo cierto no es rechazar al agresor; que es el instrumento del cobro de lo que ya se ha hecho; es no igualar a él para no convertirse en un agresor. En cuanto a la legítima defensa, los verdaderos caminos están con Jesús: cuando el odio venga a nuestro encuentro, creemos una legítima defensa con el amor; si el violento nos agredera, perdonemos, olvidando la falta; si alguien nos roba, oremos por él, sin el Espíritu de venganza. Buscamos ser honestos en todo lo que hacemos y pensamos, porque la vida, bien lo sabemos, nos retribuye lo que entregamos a los demás.


... No se nos da justicia con nuestras propias manos. Debemos hacer todo para que nuestras manos no queden manchadas con la sangre de nuestro hermano. ... Todo asesino responde por su acto contra su hermano. La escala de culpabilidad es enorme, sin embargo, matar es siempre falta grave, porque solamente quien dio la vida puede sacarla cuando parezca conveniente. ... Si queremos quedar libres de la justicia divina, sólo existe un camino: el amor enseñado por Jesús.


Sugerencias de lectura:

  • Libro de los Espíritus

  • Las leyes morales en la actualidad, Autor: Christiano Torch

  • Las leyes morales, de Rodolfo Calligaris

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